Era una combinación perfecta para pasar esa ITV en grupo y establecer un compromiso para lograr esa lista de propósitos, que cada año por estas fechas, quien más o quien menos, se plantea.
La Rueda de la Vida fue gran protagonista, la reina de la fiesta. Los objetivos bailaban a su alrededor: específicos… realistas… medibles… Barajamos posibilidades de hacer los sueños realidad y pedimos deseos a las «uvas de la suerte» con cada campanada, en un simulacro de divertido fin de año.
Ruedas llenas de vida |
Si hay algo que me gusta es compartir las experiencias de quienes, de un modo u otro, se acercan al coaching de mi mano. ¿Qué mejor que sus opiniones para acercarnos a este mundo?
¿Qué fue lo que te animó a participar?
‘Lo hice sin saber muy bien en qué consistía y con ciertas reservas hacia las técnicas motivacionales. Tengo que reconocer que fue una decisión un poco precipitada y a la aventura, como una cita a ciegas donde no sabes muy bien con qué vas a encontrarte’.
¿Qué esperabas encontrarte?
‘La verdad es que no tenía expectativas e iba limpia de cualquier impresión. Podía salir bien o podía salir mal, de cualquier forma poco me jugaba. Sin embargo, resultó ser todo un descubrimiento.
Aunque me hubiera gustado tener más tiempo para profundizar, esa tarde vislumbré lo que Sabela era capaz de transmitir. Le pone entusiasmo (todo el entusiasmo del mundo), se entrega, te hace sentir cómoda para expresarte, te muestra caminos para ahondar en tu interior, te dirige con cautela y te llega, vaya si te llega!’.
¿Qué te llevas de tu primera experiencia con el Coaching?
‘En realidad el taller fue como una cápsula concentrada de energía, generosidad y positivismo. Ahora queda seguir trabajando por nuestra cuenta, poquito a poco, sin desfallecer y sabiendo que Sabela nos acompaña en este camino recién iniciado. Me siento en buenas manos, sé que lo estoy’.
Después de la ITV llegó el momento más esperado |