Esta última reunión trabajamos con uno de nuestros autores favoritos Rafael Santandreu y su libro «Las gafas de la felicidad«. Aquí tenemos a algunas de mis positivas posando con sus «gafas felices». ¡Cómo me hacen reír siempre estas condenadas! jaja
En plena ronda del debate salió en conversación la filosofía slow y su fundador Carlo Petrini, quien creó una asociación de personas que proponían hacerlo todo más lentamente. Y es que hoy en día vamos siempre a mil por hora, no somos capaces de disfrutar con los cinco sentidos casi nada y eso hace que nos perdamos mucha de la belleza que la vida nos ofrece.
Mientras hablábamos se me ocurrió que sería interesante poner en práctica un ejercicio de Mindfulness que suele hacerse con una uva pasa, pero … ¡vaya! necesitaba algo de comida para hacerlo… Tan pronto lo dije, nuestra Vivi se levantó de su asiento con una caja de sabrosas rosquillas que había hecho esa misma tarde para compartirlas con todo el grupo. No es genial!? Todos nos echamos a reír por la oportuna casualidad.
Así que, una vez repartidas las rosquillas invité a los participantes a cerrar los ojos y lentamente fuimos disfrutándolas con los cinco sentidos. Su tacto… su olor… sus colores y forma… su sonido también… y por supuesto su sabor… Ummm
Para ir cerrando la tarde propuse una actividad para el recuerdo. Repartí unos vasos de plástico y cada uno tendría que ir llenándolo de los aspectos más valiosos que habían descubierto en sus compañeros durante el año. En definitiva, era una bebida simbólica y llena de cariño con la que acabaríamos brindado todo juntos.
Como veis hubo momentos muy tiernos y emotivos… Abrazos, palabras llenas de afecto, incluso alguna lágrima feliz… ¡Me encanta que salga esa sensibilidad a la luz!
Y por último, nuestra foto del brindis final al grito de «Viva el Club de Lectura Positiva» jaja
Cuánto hemos compartido… cuánto hemos aprendido… y cuánto nos queda por seguir creciendo juntos… ¡Os quiero!